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...Por eso como ellos yo he vuelto...

...Por eso como ellos yo he vuelto...

He renacido de las cenizas...

Este post irá a la temática Música, pero no solo se trata de música, se trata de vida...

¿Cuánto dura una vida? Meses... años, 11 años, 23 años, 25 años...

Fueron los más grandes. Son los más grandes... HEROES DEL SILENCIO Volvieron, llegaron, vieron, actuaron y vencieron...

otra "promesa a olvidar", un sueño hecho realidad que quitar de una lista. Los sueños son difíciles de realizar, a veces no se consiguen, son pequeñas metas que debemos tener ahí para intentar lograrlas o conseguirlas, las dos cosas tienen su intríngulis. Esperanza y Felicidad. Lucha y consecución. Acción y reacción... Pensamiento y sentimiento. Nada y Todo que confluyen en un punto, de inflexión, a parte, seguido... ¿qué más da?

Lo importante, esos buenos momentos, esa adrenalina y toda la química liberada... vosotros habéis vivido también eso, tal vez no con los mejores, pero si en otros sueños, metas...

Os dejo con una crónica intacta:

PABLO FERRER. Zaragoza | Hay una cosa que ninguna de las 40.000 personas que llenaron ayer la Romareda sabe. Bueno, alguna sí, pero se cuentan con los dedos de una mano. Enrique Bunbury, vocalista de Héroes, cantó enfermo en el reencuentro de la banda con la tierra que alumbró sus primeros sueños juveniles. Por la tarde, además, había llovido copiosamente. Un fuerte constipado, producto del cambio de temperatura entre la calidez de la capital mexicana y la Zaragoza gobernada por el cierzo de octubre, tuvo la culpa. ¿Quién lo notó? Reto lanzado. Porque Enrique Bunbury cantó con la fuerza que le caracteriza, cantó con idéntica garra a la exhibida en la gira americana, a pesar de la contingencia. Y los cinco Héroes intercambiaron energía de la buena con sus vecinos, amigos, allegados e invitados a la fiesta, hasta completar una actuación que volvió a estar a medio camino entre la lágrima de emoción y el aullido de satisfacción. En el punto medio de sentidos embotados por el gozo al que aspiran aquellos que hacen del arte escénico su profesión.

A Joaquín Cardiel -ya había trascendido el asunto- la noche le tocaba la fibra sensible de un modo especial, con su familia al completo disfrutando por primera vez de la visión de papá en el escenario. Los hermanos Valdivia también tenían una legión de gente querida en la grada. Y Pedro Andreu, y el propio Enrique. Jugaban en casa en la Romareda, y el público se volcó como en las grandes noches europeas del habitual inquilino de ese césped que ayer fue "heroico". Y una vez más, el final del primer bis marcó el punto de emoción más colorista: "La chispa adecuada" le llega al personal de una forma que sigue sorprendiendo, a pesar de que la visión del confeti al aire y el bosque estelar de móviles se repita como los amaneceres de Bill Murray en "Atrapado por su pasado". Aquellos eran desquiciantes, estos descolocan y hacen temblar las quijadas más recias. Y Gonzalo Valdivia, incansable, con el cigarrillo colgando de la comisura, transmitía una noche más lo bien que se lo está pasando en esta gira como invitado, contrapunto, actor y savia del árbol Héroes.

En "Apuesta por el rock`n´roll" no hizo falta aludir a su desparecido autor, Mauricio Aznar. Zaragoza quiere a sus emblemas, aunque a veces la vena somarda se imponga sobre la fibra sensible. "Héroe de leyenda" le recordó a media audiencia aquellos tiempos mozos en los que la banda comenzaba su andadura y sus estrofas de alegórica natura se iban haciendo familiares, y extrañamente inteligibles. El segmento más guitarrero, con "Entre dos tierras" y una sublime -ayer la clavaron- visita a la "Avalancha" también obtuvieron puestos de UEFA en el torneo acelerado que se libró ayer en el estadio zaragozano. "Malas intenciones" marcaba la antesala al cierre de "En brazos de la fiebre", con Enrique Bunbury y Juan Valdivia sentados en los escalones del escenario, renovado el gesto cómplice de México DF entre dos amigos a los que un día, hace muchos años, se les ensombreció el horizonte común, que hoy se recortaba nuevamente en clave de sol de medianoche sobre el techo de La Romareda.

Y el momento foco. Porque es un momento foco. Valdivia el Mayor soleaba enfocado por un arrodillado Enrique Bunbury, que rendía así homenaje al guitarrista que puso la resina en la unión de Héroes hace 23 años. Se fueron entre fuegos de artificio, después de haber ofrecido efectismo y efectividad. A los ecos de los Héroes siguió, como ha sido habitual en toda la gira, la voz de Bob Dylan en "Like a rolling stone", otro homenaje a la referencia continua que ha sido el gran Roberto Zimmermann en la carrera de Enrique Bunbury. Ayer, Enrique, Juan, Pedro, Joaquín y Gonzalo se doctoraron -toca salto del deporte a las aulas- en la universidad de Zaragoza. Con sobresaliente. Mañana, taza y media.

 

6 comentarios

Héroe De Leyenda -

No te preocupes Metis, ni lo sientas...
Gracias por tu sinceridad :-)

metis -

oye no se puede comentar en el siguiente post¡¡
heroes no me gustan, lo siento.

y nunca podre volver a ser esa niña, creció demasiado rapido y la vida le ha enseñado que no se puede volver atras en los años.

besos

lightkeeper -

Ahora leyendo la entrada me he sentido por un momento como si estuviera en la Romareda viéndolos. Lamento no haber ido, la verdad. Pero me alegro mucho de que volvieran y de que haya gente que nos quiera poner en situación, gracias!
Magnífico homenaje! Se nota que lo pasaste en grande.
Heróicos saludos!

perla negra -

como ves sigo tu rastro, no puedo pasar sin un blog tuyo, soy adicta!!adicta también a los héroes, fue un auténtico sueño, lo malo es que sientes que se evapora, que el tiempo se desliza entre tus manos.ese recuerdo permanecerá vivo parasiempre en mi memoria.gracias por volver!!un abrazo!!

la sonrisa -

eso esooooo, mas sonrisas jajajajaja

Tuvo que ser la hostia el concierto.. pena no haberlo vivido en directo

Besos sonrientes

La Rosa Negra -

Piedra a piedra se hace un camino.
Me alegra ver que al menos, algunos pudieron y tú has tenido esa suerte de vivir el concierto. Menos quejas y más sonrisas jaja.

Besos Negros!